El caprichoso destino ha hecho que esta noche haya escuchado llorar a una gaviota en mi ventana. ¿Habéis escuchado llorar alguna vez a una gaviota?.
El sonido que emiten es intenso y ahogado, de una profunda angustia y tremenda ansiedad. Las gaviotas sólo lloran cuando se sienten desorientadas o lejos de su manada.
Lógicamente ambas situaciones le ocurrían a mi compañera de luna. Los aquejados sollozos se han puesto tan dentro de mi que hubiera querido batir mis alas para ayudarla a recuperar su rumbo. Todo esfuerzo es en vano cuando no tienes alas que batir.
He terminado por solidarizarme con su dolor y contagiarme del mismo. Perdido, desesperado, lleno de ansiedad y profundamente angustiado, he colgado mi llanto al suyo. No diferimos tanto hombres y gaviotas. Lejos de aquellos que vuelan con nosotros o desorientados, ¿quién no rompería a llorar?
La insoportable levedad de los argumentos incompletos y los signos equívocos y contradictorios también harían llorar a cualquier gaviota. Tan rotunda como incompleta, tan dudosa como dolida, tan desolada como aislada, tan perdida como indecisa a no decidirse, tan triste para ser feliz y tan feliz para no soportar más tristeza, el batir las alas o no hacerlo no es decisión fácil.
Hoy he animado a una solitaria gaviota a compartir su tristeza conmigo. Ahora me siento feliz de llevarme una parte de su pena, que me mortifica, pero que la ha ayudado a volar hacia su futuro. Hoy se unirá a su manada. Hoy no se sentirá más desorientada. Hoy lloraré recordando sus ahogados gritos. A pesar de todo, hoy no puedo sentirme triste, si es así.
He terminado por solidarizarme con su dolor y contagiarme del mismo. Perdido, desesperado, lleno de ansiedad y profundamente angustiado, he colgado mi llanto al suyo. No diferimos tanto hombres y gaviotas. Lejos de aquellos que vuelan con nosotros o desorientados, ¿quién no rompería a llorar?
La insoportable levedad de los argumentos incompletos y los signos equívocos y contradictorios también harían llorar a cualquier gaviota. Tan rotunda como incompleta, tan dudosa como dolida, tan desolada como aislada, tan perdida como indecisa a no decidirse, tan triste para ser feliz y tan feliz para no soportar más tristeza, el batir las alas o no hacerlo no es decisión fácil.
Hoy he animado a una solitaria gaviota a compartir su tristeza conmigo. Ahora me siento feliz de llevarme una parte de su pena, que me mortifica, pero que la ha ayudado a volar hacia su futuro. Hoy se unirá a su manada. Hoy no se sentirá más desorientada. Hoy lloraré recordando sus ahogados gritos. A pesar de todo, hoy no puedo sentirme triste, si es así.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home