La vida caprichosa de las palabras

Uno se plantea grandes retos a veces, incluso a diario. Salir de casa, por decir uno. Este es el gran reto al que millones de personas nos enfrentamos más o menos pronto en el día. ¿Cuántos de vosotros habéis gritado alguna vez aquello de: HOY NO ME HUBIERA LEVANTADO!!!? De repente y por inercia, saltas de la cama y empieza a funcionar lo que regularmente funciona... y sin esperar milagros, lo que regularmente no funciona sigue sin funcionar. Te duchas, te vistes (importante hacerlo en este orden), comes o bebes algo y bajas a patear cada una de las esquinas.... escaleras, metro, escaleras... y aún sin haber conseguido abrir completamente los ojos estás picando tu password en el pc. Aquí ya no hay vuelta atrás. Oficialmente estás despierto. Lo estés o no.... horas, trabajo, llamadas, agobio, algunas risas, amigos, mucho más trabajo y la misma imagen en la cabeza desde que te has levantado (mucho antes de despertarte)...
Como en la canción, avanzan las horas y vas retorciendo palabras... buscando la mejor manera de decir lo que no has de decir y de callar lo que tienes que comunicar. Así pasan los días y así crecen los argumentos.... pero de nuevo a pesar de ello, cuando las palabras abandonan su caprichosa vida, quedan las imágenes ciertas, los pensamientos ciertos. Las fotos y videos que sólo registran tus ojos. Esas son las vivencias que hacen que te despiertes cada día. Estas son nuestras demandas ante el reto diario de salir a la calle y de declararnos oficialmente despiertos.